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MARÍA PACHECO

MARÍA PACHECO

MARÍA PACHECO:

 

María Pacheco nace en Granada en 1497 y muere en Oporto en 1531. Los años más importantes y difíciles de su vida los pasa en Toledo, junto a su esposo, Juan de Padilla, uno de los principales dirigentes de la Comunidad. Tras la derrota de los comuneros en Villalar, en abril de 1521, María asume el mando de las sublevados, hasta que capitula ante el emperador Carlos en febrero de 1522.

 

Doña María se encontró con una prematura viudez pero también con la herencia inmaterial que le dejó Padilla.

Ella es una de las pocas mujeres sin sangre real que han aparecido en los libros. Ha sido más que un simple personaje histórico: una referencia, un modelo…

Mujer que pagó su celebridad con el más amargo de los destinos.

 

En el año 1521, Bravo, Padilla y Maldonado, son ajusticiados en Villalar y las ciudades Castellanas capitulan una tras otra, excepto Toledo. Entonces María se hace cargo del gobierno de la ciudad.

Guarnece las puertas, coloca artillería en los puntos estratégicos y nombra los capitanes para la defensa.

 

María que fue una mujer culta, siempre apoyó la lucha de las comunidades Castellanas e incitó a su esposo a participar en ella. Al recibir noticias sobre lo ocurrido en Villalar, María cayó enferma, pero en vez de abandonar, tomó el mando de la resistencia comunera en Toledo.

 

Fue una mujer de carácter, que logró evitar la rendición de los comuneros Toledanos, haciendo frente a los realistas de Carlos V hasta la caída “definitiva” de Toledo, el 3 de febrero de 1522, no sin haber liberado a los comuneros en el Alcázar.

 

Finalmente, la revolución comunera fue sofocada y María Pacheco se vio obligada a huir a Portugal con su hijo para salvar la vida, con la esperanza de volver a Castilla, con un nuevo alzamiento de las comunidades.

Por su resistencia, fue excluida de cualquier tipo de perdón otorgado por Carlos V a los comuneros.

 

En marzo de 1531 muere siendo enterrada en la catedral de Oporto, por no conceder el rey permiso para que sus restos reposaran en Villalar junto a los de su marido, como era su deseo.

 

Sus hazañas la hicieron famosa entre el pueblo castellano, que la llamó “la Leona de Castilla”.

Una de las frases más conocidas de María

Pacheco es: “Soy no más que una débil e infeliz mujer pero estimulada por el dolor, tomaré a mi cargo la guerra, pues nada deseo con más ansias que imitar el valor de mi esposo; y, según se presente la fortuna, o vengar su muerte y asegurar la libertad de los pueblos, o morir imitando su ejemplo”.

 

En una sociedad en la que la mujer era relegado a un segundo plano, María Pacheco supo hacerse un sitio, luchó y se hizo respetar liderando la causa comunera, siendo ejemplo de mujer luchadora y de principios.

 

 

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